Descubridores II

1 de Enero

Después de las emociones de los días previos, una jornada de descanso en Ouzina no se presentaba como algo descabellado. Descanso relativo, porque teníamos preparadas varias actividades, pero sin alejarnos de allí. Para empezar, salimos a jugar un poco con la arena marcando como destino una duna desde la que se pudiesen tirar los peques con sus tablas, ya que al día siguiente dejaríamos ya atrás el desierto.

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Algunos se quedaron atrás por las dificultades técnicas de las dunas, y otros aprovecharon para jugar con los elementos de desatasco, con más o menos suerte. Y es que hay vehículos ya veteranos con muchas bajadas a espaldas.

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Cuando unos y otros, mayores y pequeños, hubimos jugado con la arena, nos movíamos hacia la segunda actividad del día: Pasar unas horas en Ouzina con la gente de allí. En concreto, habíamos quedado para comer en casa de los padres de Musta, que nos recibieron con gran hospitalidad y con unos fideos especiados y pizza beréber.

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Una vez comidos, salimos a ver los huertos de Ouzina, comprobando que a pesar de lo duro del clima, allí sacan adelante varias hortalizas, alfalfa para las cabras, almendras, higos, etc. Como están en el cauce de un río, aunque este no tenga agua en superficie de manera permanente, no hay demasiado problema en sacarla del subsuelo con pozos tirados por bombas solares.

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Un divertido agricultor que se sumó a la visita

Ya al atardecer, nos acercamos a una duna para ver la puesta de sol y tirarnos por última vez con las tablas de lo que se había convertido en el deporte del viaje…

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… para esa noche cenar mucho más tranquilos, ya que la mayoría de los visitantes de nochevieja había seguido su rumbo en distintas direcciones

2 de Enero:

Tocaba despedirse de nuestros amigos de Ouzina, para seguir haciendo Oeste. Esta vez la idea era pasar el Remlia más al norte del viejo paso del Fesfes, siguiendo unas indicaciones que Musta me dio y que ubicamos sobre el mapa a partir de referencias.

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Hubo parada rápida en Ramlia a comprar pan, y después nos encontramos en una pista bastante buena que cruzaba el fesfes sin complicaciones y el río por una zona fácil, aunque siempre hubo quien le buscó el lado difícil para no dejar de darle uso a las eslingas. Después, la referencia era la de mantenerse al norte dirección Tafraute, hasta cortar la pista que sube a Mharrech, donde haríamos dos grupos: Los que subían directamente hasta nuestra meta del día para descansar, a los que se sumó Jairo por problemas mecánicos, y los que íbamos a acercarnos a conocer otro de los puntos nuevos del viaje, que había creado bastante expectación: La Duna de Zereg

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Curioso albergue abandonado en el camino, que se va rindiendo al paso del tiempo, engullido por la arena que trae el viento.

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El paisaje acercándonos a Zereg nos transporta a otros mundos. Si alguien quiere rodar una película de Marte puede hacerlo aquí, con la garantía de que no va a tener que retocar nada del escenario. Lo primero que encontramos es una subida de terreno arenoso en forma de llanura, con ligeras elevaciones en todo el perímetro, entre las que vemos a nuestra derecha varios pasos que nos invitan a explorar en el futuro. Se ven huellas por doquier de desiertos de dunas en formación. Tras la barrera de la izquierda giramos 90 grados y allí está, majestuosa, la duna sensual, cuan serpiente, esperándonos virgen, sin las pisadas que nos hemos hartado de ver en Merzouga y en Ouzina, marcadas por las huellas del turismo. Nos sentíamos otra vez descubridores, expectantes ante otro más de nuestros hallazgos .

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Aprovechamos que aun quedaban un par de horas de luz para subir hasta la cresta y ver desde allí la planicie que habíamos recorrido. Y la ladera rocosa que subía enfrente, y desde la que adivinamos unas vistas espectaculares de la duna… y allá que fuimos.

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Coincidimos con un grupo de chicas de ceuta que bajaban año tras año. Y seguimos la ruta hacia el norte en busca del enlace que nos llevaría a reunirnos con el resto en Mharrech.

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Arturo ya pletórico, saciado de aventura, sacó la cabeza por el techo del coche para grabar la entrada en el Portal de Belén. Y allí saludamos a Ibrahim una vez más, que nos acogió con la hospitalidad que le caracteriza. Había bastante gente, así que casi llenamos el albergue. Por delante, la última noche del desierto de este año, además de la última también en la que el grupo permanecería reunido al completo. Y parecía que había sido ayer cuando cruzamos! Eso sí, saboreamos cada instante de la cena antes de irnos a dormir.

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3 de Enero

El día 3 volvía a suponer una buena tirada de kilómetros. Estábamos en el sur, y había que volver a acercarse a nuestro puerto de regreso. Pero antes, la escala de dos noches en Fes, no supondría un respiro para interrumpir el camino hasta casa. Así que salimos de Mharrech para enfilar las llanuras que lo separan de la nacional Zagora/Risani. Ibamos con cautela, porque queríamos evitar la opción que cruzaba por la ciudad perdida, pero una vez más, el rumbo correcto, el camino más pisado y el sentido común nos llevaron por la ruta correcta. La Cárcel Portuguesa sería el escenario en el que nos despediríamos para hacer la subida de nuevo divididos en dos grupos.

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A partir de allí, kilómetros y kilómetros de subida, hasta la parada del almuerzo. En esta ocasión hubo anécdota por el hecho de que un tarado nos lanzó piedras cuando decidimos sacar las viandas en el mirador pasado Errachidia, con lo que decidimos bajar a un lugar más tranquilo a disfrutar de la última comida en equipo. Sin mucha ceremonia, seguimos nuestro camino hasta el bosque de Cedros, a donde llegamos con los monos ya subidos a los árboles, es decir, demasiado tarde y con poca luz. De ahí a Fes ya era una hora escasa, que hicimos del tirón para descansar en nuestro Riad de siempre, L´Artiste, donde el amigo Said nos recibía con la cordialidad que le caracteriza. No dejaré de recomendar siempre este alojamiento, pues me parece de los mejor de todo Marruecos por relación calidad precio. Las habitaciones parecen sacadas de cuentos orientales, y la atención es estupenda. La cena la improvisamos en una cafetería/brasería próxima al riad, y de ahí a descansar.

Por la mañana, salimos a patear Fes, con nuestro pequeño copiloto hecho ya al bullicio y las costumbre, olores y paisajes árabes, y disfrutamos de los zocos, curtidores, tiendas, madraza, mezquita… parando a comer en la terraza de tantas veces, donde ya nos recuerdan de año en año. A veces, reconozco que me alegro de ver las mismas caras viaje tras viaje en los lugares de siempre… me estaré haciendo mayor.

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Ya entrada la tarde se nos  unían Jairo y Raquel con los suyos, y nos tomabamos un té junto a la puerta azul, para luego echar un rato con los peques en las atracciones de la plaza que cada vez se ve más asediada por los coches, quedando la zona peatonal restringida a las gradas y poco más. Anochecía, y nos retirábamos por las callejuelas del pez de la medina al riad, donde nos esperaban con una cena de lujo.

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Tocaban despedidas, porque a la mañana siguiente saldríamos en distintos ritmos y hacia puertos diferentes, y así se cerraba un viaje que llevábamos tiempo esperando, en el que nuestro pequeño saltamontes se unía a nosotros en el disfrute de esas tierras del sur que tanto tienen que ver con nosotros ya, y de las que espero seguir disfrutando siempre que la ocasión lo permita. De momento, me conformo con haber despertado en él la curiosidad del viajero que sale de los círculos occidentales, para adentrarse en lugares que a algunos pueden resultar extraños, pero que a él, sin saber muy bien como, le han parecido familiares, bellos e interesantes. Muy pronto, seguiremos descubriéndolos. In sh´Alah.

3 comentarios en “Descubridores II

  1. Hola, en unos meses vamos a bajar un par de coches a Marruecos y uno de ellos es un Subaru Forester, me gustaría contactar contigo para hacerte unas preguntas respecto al viaje, coche, etc…

    Saludos

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  2. Hola.
    En unos meses vamos a bajar un par de coches a Marruecos y uno de ellos es un Subaru Forester, me gustaría contactar contigo para hacerte unas preguntas respecto al viaje, coche, etc…
    Saludos

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