
Esta excursión es una preciosidad. Se puede hacer de distintas formas, ya que suben a los menos andadores en un tren turístico por pista para quitarles parte del pateo, pero eso les priva también de ver el Hayedo de Betato, que es un rincón fantástico. Aunque suerte para nosotros, que lo pillamos vacío, mientras el ibón estaba hasta la bandera.
La excursión comienza en Piedrafita de Jaca. Lugar hasta el que nos desplazaremos en coche. A partir de allí es sencillo seguir las señales al Ibón, entre otras cosas porque ascienden por una pista sencilla en zig-zag. Más adelante abandonaremos la pista para entrar en el sendero que nos lleva hasta el hayedo, lugar tan hermoso como tranquilo. En él continuaremos el ascenso que será la nota dominante hasta llegar al Ibón.
El tramo final antes de este lo haremos por el arroyo por el que desagua, y las abundantes piedras nos permitirán cruzar de un lado a otro sin meter los pies en el agua. La llegada al Ibón y su entorno son espectaculares: está rodeado de montañas a modo de circo glaciar, pero situado en una meseta y dejando despejada la cara Este por la que disfrutaremos de unas vistas estupendas a otros picos cercanos como la Peña Sabocos.
Tras almorzar y deleitarnos con las vistas, seguiremos el sendero en dirección Sur para pasar por el Ibón Seco y así hacer la ruta circular. Nos saldrán algunas sendas a la izquierda para acortar el recorrido, pero el trazado más sencillo es el más largo.
… y nos llevará hasta una pista de tierra a la sombra nuevamente de las hayas. Luego solo hay que seguir esta de nuevo hasta Betato. En total habremos andado 13 kilómetros con un ascenso acumulado de 900 metros.