Cuenta la leyenda que una cruz aparecida sobre una encina dio esperanzas al guerrero García Jiménez contra las tropas musulmanas, a pesar de estar en clara inferioridad numérica, logrando una improbable victoria. Ello daría lugar al inicio del reino de Sobrarbe, germen de la corona aragonesa, dejando el nombre a la comarca que estábamos visitando. De la que es capital Aínsa, por ser el lugar de los hechos.
Pero lo mejor de todo para el viajero, es que en la actualidad, Aínsa es una ciudad medieval perfectamente conservada para su disfrute. Y en el caso de los que vamos en cámper, con el aliciente de tener un extenso área de autocaravanas con zona de vaciado, a un precio bastante reducido.
Así que decidimos pasar allí una noche de verano inolvidable, cenar en los soportales, y visitar el casco antiguo a la luz de las farolas.





Desde Aínsa podemos ver Monte Perdido y su glaciar.




Tras el paseo de la mañana y la compra de víveres partimos hacia nuestro siguiente destino…