Nos desplazamos a Aisa atraídos por los comentarios de los que por allí habían pasado, pero la verdad es que colmó nuestras expectativas. La primera noche la pasamos viendo el pueblo, y parando a dormir en el área de autocaravanas que hay a la entrada del pueblo, un poco calurosa en verano. De modo que el resto de las noches fuimos a la Borda Juan Ramón, un camping rural que es una pasada, y en el que estaremos mucho más frescos por un precio muy económico. Es, además, un restaurante en el que además de degustar unas carnes de una calidad excepcional, podremos hacerlo con unas vistas que se ríen de las estrellas de algunas famosas guías.
Si bien el primer día, al llegar al camping, fuimos poco ambiciosos e hicimos una ruta del pueblo hasta este siguiendo el cauce del río (muy sencilla y recomendable), el segundo día salimos en busca de uno de los tesoros de los Pirineos Occidentales. El valle y circo del Igüer. La ruta es sencilla también, y, aunque en verano es más seca que ostras de as que hemos pisado este verano, no deja de ser muy recomendable por las formaciones geológicas que tiene, los paisajes y el cauce del río, que en la parte baja forma unas pozas muy bonitas.
