

De hecho, la Cueta es una aldea alta, de piedra, en la que viven solo un puñado de vecinos, dedicados al pastoreo, ayudados por Mastines que no bajan de los 60 kilos. Hay también un restaurante, y, lo que a nosotros nos ocupa, una ruta hasta el collado en el que nace el rio Sil. Al menos, teóricamente, porque en Agosto allí no había agua a esa altitud; manaba bastante más abajo.



Hay una pista de reciente marcado que nos sube muy de golpe a una zona con refugio para pastoreo, y que da vistas magníficas a la espalda. Pero si no nos gusta subir de golpe, es más suave seguir las señales que van por el arroyo. Eso sí, hay que estar atento, porque la vereda sale justo antes de cruzarlo y apenas se ve. Por ahí, el ascenso es más agradable.


Seguimos subiendo hasta una zona de prados cortada por el agua, realmente bonita, y de ahí nos queda un último repecho más seco hasta las mencionadas fuentes. Merece la pena subir, no por estas, sino por alargarse hasta el collado desde el que tendremos unas vistas estupendas de las cumbres de la Babia.
Para bajar, describimos un pequeño arco hasta dar con nuevas señales de pequeño recorrido, y seguimos el valle por el costado meridional hasta la pista.
En total nos salieron 13 kilómetros y medio con 750 metros de ascenso sin dificultades técnicas. Y unas fotos muy chulas.