Hacía muchos años que no pasaba por la zona de la famosa Venta del Molinillo. Y lo cierto es que da un poco de pena, después de lo que ha sido, verla abandonada y en ruinas. Hemos aparcado en las inmediaciones, y de ahí hemos iniciado la marcha en ascenso por la pista a la que da acceso la llamativa cancela de estilo «árabe». Pasaremos por el Cortijo de la Ermita, que debería haberse llamado «de la Mezquita», y seguiremos el ascenso hasta la explanada del cortijo del Hundidero, jalonada por su preciosa pared de piedra casi vertical. Ya que estamos aquí, merece la pena seguir la vereda que asciende hasta la Cascasa de Pradonegro, sobre todo si es primavera. Para bajar, y por variar, hemos tomado una vereda que bajaba en paralelo antes de pasar por la piscifactoría y que aparecía en el mapa del IGN, todo un descubrimiento. Esta retomaba la pista principal en la pantaneta. Allí, un amable pastor con una onda nos ha sugerido un lugar para almorzar, y lo hemos hecho junto al arroyo, que ahora en primavera está precioso. Este es el resultado en imágenes:











