Brujas es de esas ciudades que se quedaron paradas en el tiempo. En las que puedes imaginar sin ningún esfuerzo cómo fue la Europa del medievo que nos cuentan en los libros de historia, a la par que paseas por sus calles descubriendo que hay vida más allá del coche y la motocicleta para circular por una urbe. Los canales tienen aquí un carácter especial y único, muy diferente de aquellos que podemos ver más al sur o en el mediterráneo.

Nuevas formas, más rígidas, verticales y solemnes se abren ante nosotros partícipes del gusto neerlandés antiguo, ilustradas por los muchos puentes que le dan nombre a la ciudad. De hecho, la gran cantidad de canales le ha hecho ganar, además del reconocimiento como patrimonio de la Humanidad, el apelativo de «La Venecia del Norte».

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