Copenaghe

Encontramos Copenhague como una ciudad extremadamente habitable. Para empezar, el aire estaba completamente limpio porque al centro solo podían entrar, salvos excepciones, vehículos de bajas emisiones, pero en la práctica solo se veían eléctricos y sobre todo bicicletas. Además, las calles estaban muy limpias, abundaban los espacios verdes, todo estaba cuidado, incluso los edificios antiguos… y de remate, nos hizo un día espléndido.

Encontramos aparcamiento en un barrio de las afueras, donde un médico español nos indicó amablemente que podías estacionar gratis sin molestar a nadie. Y nos desplazamos en metro al centro, para patearlo con Sialuk. En este, los perros grandes pagan billete de niños. A ella no le gusta demasiado pasear por ciudades, pero más o menos lo sobrellevó porque de algún modo el ambiente también le agradó. Además, había bastantes fuentes y estanques, así que algún refrescón pilló.

Es importante que ese aire tan limpio tiene su contrapartida, y que no debemos entrar con una vehículo de combustión que no sea ECO a partir de cierta zona, o seremos sancionados. A partir de ahí, solo tendrás que preocuparte de que no te atropelle una bicicleta. Y si alquilas una de fijarte bien dónde la aparcas..

El centro es más grande y disperso que el de Oslo, con palacios repartidos en varias ubicaciones. Mi consejo es que hagas un planing aunque sea con el Google Maps y decidas qué quieres ver. En nuestro mapa puedes ver los puntos a los que le centramos atención, y aquí están sus fotos:

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