Bergen

Bergen es una de las ciudades imprescindibles de Noruega. Destino de muchos cruceros, tiene un casco antiguo bastante mayor que el de Stavanger, y en él se encuentra una auténtica joya digna de visitar, el Bryggen. Nosotros aparcamos al norte de la ciudad, próximos al centro, por lo que solo tuvimos que descender paralelos al mar, hasta llegar a la zona antigua, que empieza en la fortaleza. En ella hay edificaciones del siglo X, toda una excepción en Noruega, donde no hay tantos yacimientos arqueológicos como en los países mediterráneos.

Tras visitarla, nos dirigimos al Bryggen, donde ya se dejaban ver pasajeros de crucero, y cosimos todas sus pequeñas callejuelas flanqueadas por edificios de madera. Es sencillo imaginar el pasado en ese lugar tan bien ambientado.

Frente al Bryggen están los puestos del pescado, pero como aun era un poco temprano, decidimos callejear sin rumbo fijo por la zona de la catedral buscando vías peatonales, aunque la verdad es que el centro está muy descongestionado de tráfico. Al final de uno de los cabos de la ciudad hay un parque con unas vistas estupendas del fiordo, que permite hacerse una idea de la orografía de este enclave. Otro lugar de Noruega en el que el benigno clima, fruto de estar protegido del frio normal de esas latitudes, ha permitido que se desarrolle una gran ciudad.

Cuando ya se acercaba la hora de comer, volvimos sobre nuestros pasos hacia el mercado del pescado para comprar salmón y ballena, un exotismo que nos permitimos probar porque al parecer en Noruega está muy controlada su caza. Y con nuestro botín nos fuimos a la furgo a comer en una bonita cala, a las afueras, al norte de Bergen.

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