Stavanger es conocida como la Ciudad del Petróleo. Noruega tiene una renta per cápita bastante alta en parte por los yacimientos de oro negro, que ha sabido explotar, y con cuyas ganancias ha invertido en deuda pública de otros países europeos llegando a un nivel de riqueza que ya quisiéramos para nosotros, a pesar de ser un estado no muy grande y con poca densidad de población. Y todo eso se nota en sus grandes ciudades.
En nuestro caso, no fuimos en busca de modernas infraestructuras (aunque pasamos por algunas de ellas) ni de muestras de poder, sino a ver el casco antiguo, famoso por sus casas de colores. Y es que un buen día, decidieron pintar las típicas casas de madera blanca para embellecer una de sus calles y el éxito cromático atrajo al turismo. Pudimos verlo una vez más con la llegada de un gran crucero, que eclipsaba el navío histórico que luce en el puerto deseando contas las historias de los mares que ha surcado.
Por lo demás, una torre de bomberos -incendiada y reconstruida- un parque con cisnes y un puerto limpio y cuidado, fueron las cosas que tuvimos ocasión de ver en una mañana.







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